"Síndrome post-COVID-19", es un estado a largo plazo de fatiga crónica caracterizada por agotamiento neuroinmune post-esfuerzo.

Tras la infección por síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), por coronavirus, algunos pacientes, desarrollaron una enfermedad similar al síndrome de fatiga crónica / encefalomielitis miálgica (SFC / EM)

 

Una vez que se ha superado una infección aguda por COVID-19, es probable que un subgrupo de pacientes remitidos experimente sintomatología como fatiga persistente, mialgia difusa (dolor muscular), síntomas depresivos y sueño no reparador.

 

La investigación post-mortem (autopsias) del SARS indicó que el virus había cruzado la barrera hematoencefálica hacia el hipotálamo a través de la vía olfativa, esto podría explicar la anosmia (perdida del olfato) observada en una proporción de pacientes con COVID-19.

 

Esta alteración conduce a una acumulación de agentes proinflamatorios, especialmente citocinas post-infecciosas en la matriz extracelular, que afectan el control neurológico del "sistema glifático" ( El sistema glinfatico ha sido llamado así porque comparte algunas similitudes con el tejido linfático en los tejidos periféricos y la presencia de canales de aquaporina-4) La acumulación de citocinas en el sistema nervioso central (SNC) puede provocar síntomas post-virales debido a que las citocinas proinflamatorias pasan a través de la barrera hematoencefálica en órganos circunventriculares como el hipotálamo, lo que lleva a una disfunción autónoma que se manifiesta de forma aguda como fiebre alta y a largo plazo, a la desregulación del ciclo de sueño / vigilia, disfunción cognitiva y anergia profunda e incesante, todas características del SFC / EM.

 

Entre los principales hallazgos patológicos en otros órganos y tejidos, destacar que la presencia del virus COVID-19 ha sido detectada en pulmones, corazón, hígado, riñones, tracto gastrointestinal, bazo, ganglios linfáticos, piel y placenta.

 

 

 

Por lo que es importante realizar estudios clínicos de laboratorio y gabinete después de la etapa aguda, para atender estas lesiones y restablecer el equilibrio neuro-inmunologico.

La ozonoterapia, la medicina Biorreguladora de sistemas y la nutrición funcional, pueden mejorar el status inflamatorio crónico y oxidativo del paciente, su oxigenación, energía, circulación, desintoxicar los órganos y sistemas afectados, sin efectos indeseados, mejorando no solo la saturación de los pacientes, sino armonizando todos los sistemas afectados, mejorando la calidad de vida, sueño y energia.